Crisis en el Instituto Médico San Juan: guardias reducidas, sin jefe médico y con temor a una posible quiebra
Desde mayo, la clínica privada atraviesa una situación crítica. Con personal reducido, falta de información oficial y sueldos mínimos, los trabajadores exigen respuestas concretas.
El Instituto Médico San Juan, una de las clínicas privadas tradicionales de la provincia, se encuentra sumido en una grave crisis que se agudiza desde mayo. Sin jefe médico, con una drástica reducción de guardias y en medio de un clima de incertidumbre, el personal teme que el sanatorio esté encaminándose a una quiebra inminente.
“La situación no cambia desde el 1 de mayo”, contó una trabajadora del Instituto en diálogo con la prensa. Desde entonces, el servicio de guardia fue prácticamente desactivado por falta de conducción médica, lo que también afectó el ingreso económico de los profesionales. Según detalló, pasaron de tener entre 15 y 20 guardias mensuales a apenas dos o tres. Algunos empleados llegaron a cobrar solo $63.000 el último mes.

Actualmente, entre 30 y 40 trabajadores sostienen la actividad de la clínica —enfermeros, kinesiólogos, mucamas, telefonistas y auxiliares— con un funcionamiento muy por debajo de lo habitual. “La preocupación general es que la institución esté camino a una quiebra y que nadie se haga cargo”, lamentó la fuente consultada.
Además de la falta de estabilidad, los empleados enfrentan un muro de información incompleta y rumores. Si bien se habla de una posible compra o alquiler del establecimiento, no hay confirmaciones oficiales. Ante este panorama, varios trabajadores decidieron iniciar acciones legales de forma individual o colectiva para resguardar sus derechos.
Desde el gremio ATSA confirmaron que están interviniendo en el conflicto y que ya se celebraron varias audiencias en la Subsecretaría de Trabajo. El 1 de julio, la patronal habría prometido preservar todos los puestos de trabajo y reincorporar profesionales para normalizar la atención médica. Sin embargo, los compromisos aún no se tradujeron en hechos concretos.
La próxima audiencia está prevista para este viernes y genera expectativas dentro del personal, que pide algo básico: información clara. “No se puede hablar de reubicaciones ni de soluciones si no sabemos qué está pasando. Solo queremos ser escuchados y respetados”, concluyó la trabajadora.
Op: Juan Llarena
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