El pollo le gana la pulseada a la carne en San Juan: se consolida como la opción más elegida por precio y consumo
Mientras las pollerías mantienen buenas ventas gracias a precios accesibles, el consumo de carne vacuna sigue en caída y preocupa al sector cárnico. La diferencia de costos define las decisiones en la mesa de los sanjuaninos.
En un contexto de ajuste económico, los hábitos de consumo en San Juan se reconfiguran y el cambio ya se nota en las góndolas: el pollo desplaza a la carne vacuna como la proteína más elegida por las familias. El factor clave es el precio. Mientras que el kilo de carne supera los $12.000 en algunos cortes, el pollo se ofrece a valores mucho más accesibles, con cortes populares como el cuarto trasero a solo $1.999 el kilo.
El fenómeno no es exclusivo de la provincia. Según datos del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), el consumo de carne aviar en el país alcanzó los 47 kilos por habitante al año, superando por primera vez en la historia al de carne vacuna.
En San Juan, la tendencia es clara. Gustavo Ejarque, propietario de Supremo Pollerías, confirmó que las ventas se mantienen fuertes. “Hay semanas en que incluso aumentan. El precio acompaña, y eso activa el consumo. Hoy usted compra entre 5 y 6 kilos de pollo por lo que vale uno de carne”, señaló. Además, destacó el buen nivel de rotación de productos derivados como hamburguesas, patitas y también huevos, cuyo cartón se ofrece a $5.000, uno de los precios más bajos del mercado local.
Del otro lado, el panorama para el sector cárnico es muy distinto. Con una demanda en baja, los comerciantes enfrentan un escenario de estancamiento. “No hay expectativas de subas porque directamente no hay ventas”, explicó Sebastián Parra, referente del rubro en la provincia. En respuesta, muchas carnicerías implementaron promociones y descuentos para frenar la caída, aunque reconocen que el impacto del pollo es difícil de revertir.
El cambio en las preferencias refleja con crudeza el impacto de la inflación en el consumo diario. En tiempos donde la economía impone límites cada vez más duros, la mesa de los sanjuaninos se reorganiza bajo una lógica simple: comer bien, pero gastar menos. Y en esa ecuación, el pollo gana por goleada.
Op: Juan Llarena
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