El aroma se apaga: cerraron ocho cafeterías en el centro de San Juan en solo tres meses
El microcentro sanjuanino atraviesa una transformación silenciosa pero visible: en apenas tres meses, al menos ocho cafeterías tradicionales cerraron sus puertas.
El combo letal de la crisis económica, el aumento de tarifas y alquileres impagables viene asfixiando al sector gastronómico, especialmente a los locales ubicados en el corazón de la ciudad.
Nombres conocidos como “Urbano Carrascal”, “Point”, “Olivia”, “Casa Botánica”, “Alfil” y “La Tasa” —que sigue abierta pero ya está en venta— forman parte de una lista que crece semana a semana. La mayoría se ubicaba en el eje de calles Laprida, Entre Ríos, Santiago del Estero y Catamarca. Algunos optaron por trasladarse fuera del microcentro; otros simplemente bajaron la persiana.
“Los cafés se están yendo del centro porque ya no rinde como antes”, explican desde la Cámara de Comercio de San Juan. La postal contrasta con la de años anteriores, donde las mesas al sol eran parte de la rutina diaria. Ahora, el paisaje cambió.
La caída en el consumo se percibe claramente en los salones: según datos de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica de San Juan (Aehga), la concurrencia de adultos mayores cayó hasta un 50%. “De diez amigos que venían todos los días, ahora vienen cinco”, lamentó Analía Tello, dueña del café Clapton. El gasto promedio también se disparó: un café con tortita y soda cuesta alrededor de $3.200, mientras que un almuerzo con bebida puede alcanzar los $25.000.
“El café subió más de un 200% y el consumo bajó. Ya no se trata de un gusto, sino de un esfuerzo”, resumió Tello, quien también advirtió que la reducción de personal es una realidad en muchos locales. “Detrás de cada plato servido hay al menos ocho familias que viven de eso”, remarcó.
La situación local es un reflejo de lo que ocurre en todo el país: un estudio de la consultora Kantar reveló que el 76% de los argentinos salió menos a comer afuera en el último año. Las cafeterías, frecuentadas habitualmente por el 29% de los consumidores, también acusan el golpe.
En San Juan, el ritual de “tomar un cafecito” ya no es cotidiano. Es, para muchos, un lujo ocasional o directamente un recuerdo.
Op: Juan Llarena
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