En el Servicio Penitenciario Provincial (SPP) de San Juan, 115 internos reciben tratamiento neurológico y psiquiátrico, según datos oficiales. La cifra representa un 6,3% del total de la población carcelaria, que asciende a 1.837 personas. Estos números reflejan una problemática latente: el impacto psicológico del encierro en los detenidos.
El impacto emocional del encierro
Patricia Salinas, psicóloga y criminóloga del área de Coordinación y Tratamiento Penitenciario, explicó que uno de los grupos más vulnerables son aquellos que ingresan por primera vez. “Aunque la condena sea corta, la afectación es significativa. Trabajamos para brindarles herramientas de inclusión social y así mitigar el impacto emocional que genera el encierro”, señaló.
La especialista destacó que la privación de la libertad provoca un debilitamiento de los vínculos sociales y familiares, ya que el contacto se limita a las visitas autorizadas por las autoridades. Además, la convivencia en los pabellones genera tensiones al estar rodeados de personas desconocidas.
Trastornos más comunes y tratamientos
El encierro también desencadena problemas emocionales y físicos como ansiedad, angustia, miedo a lo desconocido, problemas digestivos y alteraciones en la piel. Durante el periodo de adaptación al penal, estos síntomas son frecuentes, especialmente en quienes enfrentan condenas prolongadas.
El SPP cuenta con equipos interdisciplinarios en Criminología y Salud Mental que trabajan en la detección y tratamiento de patologías neurológicas y psiquiátricas. Los casos más complejos, como consumos problemáticos, patologías duales y prevención del suicidio, son abordados mediante protocolos específicos.
Terapias grupales: clave para el bienestar
Salinas destacó que las terapias grupales psicosocioeducativas son fundamentales para fortalecer habilidades socioemocionales, como la escucha activa, el consenso y la expresión emocional. “No es igual que una terapia en el exterior, pero ayuda a que los internos puedan verbalizar sus emociones y reflexionar sobre sus actos delictivos”, explicó.
En situaciones de intentos de suicidio, el área de Salud Mental activa un protocolo de contención inmediato, que incluye la asistencia al interno afectado y el trabajo con el resto del pabellón para evitar el contagio emocional.
Un abordaje integral y preventivo
El tratamiento penitenciario en San Juan busca no solo atender los problemas de salud mental ya manifestados, sino también prevenir situaciones críticas. Los equipos interdisciplinarios trabajan tanto en atención primaria dentro del penal como en derivaciones externas cuando el caso lo requiere, en articulación con el Ministerio de Salud.
Según Salinas, abordar la salud mental en contextos de encierro es un desafío constante: “Nuestro objetivo es que el tratamiento no solo apunte a mitigar el daño emocional sino también a fomentar el desarrollo personal, para que los internos puedan reinsertarse socialmente de manera efectiva”.
Op: Juan Llarena
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