Crisis hídrica en San Juan: el agua, un recurso cada vez más escaso y mal gestionado
Pese a la creciente preocupación por la falta de nevadas y la escasez de agua, el gobierno provincial no avanzará con la reforma del Código de Agua. Expertos advierten que la situación es crítica y piden una respuesta urgente.
La crisis hídrica en San Juan vuelve a estar en el centro del debate público tras dos noticias alarmantes: la falta de nevadas en la cordillera y la confirmación oficial de que el gobierno provincial no reformará el antiguo Código de Agua. La situación, lejos de ser coyuntural, es estructural y se agravará en las próximas décadas si no se toman medidas urgentes.
¿Por qué estamos en crisis?
El Código de Agua vigente data de los años 70 y considera al agua como un derecho privado vinculado a la propiedad, lo que contradice las recomendaciones internacionales que plantean el agua como un derecho humano universal y colectivo. Además, el código no contempla problemáticas actuales como el cambio climático, la gestión integral de cuencas o la planificación sustentable del recurso.
A esta falta de adecuación normativa se suma la escasez de nevadas, que pone en riesgo no solo el riego agrícola, sino también el abastecimiento de agua potable para la población. Los informes climatológicos advierten que en los próximos 15 días no se esperan cambios significativos, lo que encendió las alarmas tanto en el ámbito rural como urbano.
El futuro hídrico de San Juan está en juego
Estudios realizados por organismos como el INTA, el INA, la CONAE y la UNSJ coinciden en que San Juan enfrenta un proceso de sequía prolongada que podría extenderse hasta el 2100. Sin embargo, pese a los diagnósticos contundentes, la falta de voluntad política para reformar el Código de Agua deja en evidencia una preocupante desconexión con la realidad ambiental actual.
Acciones concretas para cambiar el rumbo
Expertos del área hídrica plantean que es urgente implementar 10 medidas clave:
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Actualizar la legislación: Reformar el Código de Agua para incluir el cambio climático y la gestión integral de cuencas.
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Gestionar cuencas de manera integrada: Tratar las cuencas como unidades ecológicas completas.
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Distribuir el agua según la demanda: Evitar la distribución simultánea que genera desperdicio.
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Optimizar los sistemas de riego: Tecnificar el riego a manto para evitar pérdidas del 50% del agua.
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Mejorar la infraestructura: Renovar el sistema de canales y la red de agua potable, donde se pierden más del 50% de los recursos.
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Recuperar ecosistemas degradados: Restaurar humedales y cauces fluviales.
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Fomentar el uso responsable: Promover la conciencia social sobre el valor del agua.
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Reforestar con especies autóctonas: Ayudar a la regulación de los ciclos hídricos.
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Desarrollar tecnologías de conservación: Construir reservorios y reutilizar aguas residuales.
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Mitigar el impacto del cambio climático: Proteger los ecosistemas y disminuir el uso irracional del agua.
Una comunidad que debe actuar ya
El problema hídrico en San Juan ya es una emergencia social, ambiental y económica. Cambiar el enfoque sobre el agua debe convertirse en una política de Estado, pero también en un compromiso colectivo. Sin una ciudadanía movilizada y con conciencia de que el agua no es un recurso infinito, el futuro de la provincia corre un serio peligro.
El momento de actuar es ahora: los acuíferos están al límite, los diques no alcanzan y el cambio climático agrava el panorama. La única solución viable es adoptar un modelo de gestión hídrica sostenible, que contemple la participación activa de toda la comunidad sanjuanina.
Op: Juan Llarena
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