La carta que conmovió al Vaticano: el día que un sanjuanino recibió la bendición del Papa Francisco

Omar Elizondo, oriundo de Las Casuarinas (25 de Mayo), compartió su historia de superación y cómo una carta enviada al Papa cambió el rumbo de su vida.

En tiempos en los que el mundo llora la partida del Papa Francisco, desde San Juan resurge una historia profundamente humana. La de Omar Elizondo, un vecino del departamento 25 de Mayo, que vivió 27 años encerrado en su casa por el bullying que sufrió en su niñez y adolescencia, y que encontró en una carta enviada al Vaticano no solo consuelo, sino también un impulso para seguir adelante.

Estuvo 27 años encerrado en silencio en su casa y volvió a hablar por miedo  a morir: una historia feroz de bullying en San Juan - Infobae

En mayo de 2022, Omar decidió escribirle al Papa. No sabía bien qué decirle, solo sabía que necesitaba expresarse. Lo hizo con ayuda de su psicólogo y con el corazón en la mano. “Le escribí lo que sentía, lo que me salió del corazón. Le pedí que me tuviera presente en su oración”, contó Omar con la voz quebrada al repasar el momento en que recibió la respuesta.

La carta, firmada por Monseñor Luigi Roberto Cona, llegó el 30 de mayo, apenas once días después de que un conocido suyo dejara el sobre en el buzón del Vaticano. “No creía que podía tener una respuesta”, confesó. Pero la respuesta llegó, y fue tan esperada como inesperada.

En la misiva, Francisco le transmitía “su cercanía, oración y aliento”, animándolo a seguir adelante “con la ayuda de la gracia divina y confiando en el amor de Dios”. También le pedía que rezara por él y le impartía la Bendición Apostólica, haciéndola extensiva a sus seres queridos.

Ese gesto, sencillo pero enorme, caló hondo en Omar. Fue una caricia espiritual que le confirmó que no estaba solo, que su historia importaba, y que aún quedaba camino por recorrer.

Hoy, mientras el mundo despide al primer Papa argentino, Omar sostiene con emoción aquel papel que vino desde el corazón del Vaticano. Más que una carta, fue un puente entre su dolor y una nueva vida.

POR LIC. EUGENIA VILA

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