Cientos de evacuados por las inundaciones en Bretaña, en espera de otro frente de lluvias
Cientos de personas han sido evacuadas en Bretaña, en particular en la ciudad de Rennes y en sus alrededores, por unas inundaciones históricas que no han causado víctimas personales y que corren el riesgo de agravarse con la llegada de un nuevo frente de lluvias el miércoles por la fachada atlántica francesa.
«La preocupación que tenemos es la gestión de la jornada del miércoles, que corre el riesgo de ser delicada», ha advertido en declaraciones a la prensa el prefecto (delegado del Gobierno) de Bretaña, Amaury de Saint Quentin, por las precipitaciones previstas, que podrían ser de entre 20 y 40 litros por metro cuadrado.
Desde el comienzo de este episodio de inundaciones históricas el pasado sábado, alrededor de 600 personas han tenido que ser evacuadas, la mayor parte en áreas cubiertas por las aguas de los ríos Vilaine y Seiche.
Este martes se ha pedido a 200 habitantes de Redon, una ciudad a medio camino de Rennes y Nantes, que salgan de sus domicilios para ser alojados en una instalación en la parte alta del municipio, a resguardo de la crecida.
Los servicios meteorológicos franceses mantienen hoy tres departamentos (Ile et Vilaine, Loire Atlantique y Morbihan) en alerta roja por el riesgo de crecidas en ciertos ríos, una situación que va a mantenerse mañana.
Esa situación es particularmente alarmante en el valle del Seiche, donde la crecida es superior a otra histórica que hubo en 1966, y en el Vilaine (uno de los que atraviesa Rennes), donde se han superado los niveles alcanzados en enero de 1995.
Météo France ha explicado que en Rennes este mes ya han caído más de 178 litros por metro cuadrado, lo que supone un récord para un mes de enero en la estación meteorológica de esta ciudad, abierta en 1944 y tres veces más que la media habitual.
El miércoles, además de las nuevas lluvias que caerán en Bretaña en unos suelos ya saturados por el agua, se esperan vientos fuertes, sobre todo en el litoral, donde podrán llegar a soplar con rachas de hasta 100 kilómetros por hora.
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