¿Por qué el vino es tan caro en Uruguay?

El Mundo

En un país donde la transparencia y la competencia deberían ser la ley, la industria vinícola uruguaya se encuentra sumergida en un lodazal de cartelización que afecta a todos, desde los productores hasta los consumidores.

El Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi), un organismo que debería ser el guardián de la justicia en el sector, se ha convertido en un nido de intereses propios que benefician a unos pocos a costa de muchos.

El Inavi, con su poder para fijar el precio de la uva, no solo manipula el mercado, sino que también deja a los pequeños productores sin chances de competir.

 

Vino Uruguayo

Intervención estatal

Esa intervención, supuestamente para estabilizar el mercado, termina siendo una herramienta de control total, donde las grandes bodegas se llenan los bolsillos mientras los pequeños viven al filo de la navaja.

Y como si esto fuera poco, implementan tasas al consumo y la importación de vino para financiar su propia burocracia.

Esto hace que el vino uruguayo sea más caro en su propio país que en Chile, donde puedes comprar la misma botella un 40% más barata.

¿Competitividad internacional? Olvídalo, es una quimera con estas prácticas.

Lo más indignante es cómo las bodegas más poderosas se reparten el presupuesto del Inavi.

Hay rumores, y más que rumores, de que estos fondos se usan para viajes de placer al exterior.

Es un chiste, pero no da risa: mientras unos se van de juerga con el dinero de todos, la industria se hunde en una crisis de credibilidad y eficiencia.

El estado actual de la vitivinicultura en Uruguay es un grito de auxilio que pide a voces una reforma.

La cartelización, los precios impuestos, las tasas abusivas y el saqueo de recursos son síntomas de una enfermedad que corroe el sector.

Es urgente que se tomen medidas para devolver la transparencia y la competencia al mercado, asegurando así un futuro donde todos puedan prosperar, no solo los que están en la cima del poder.

Uruguay merece una industria vinícola libre de estas cadenas. Es hora de que los consumidores y productores se unan para demandar un cambio, porque sin él, el vino uruguayo seguirá siendo más un símbolo de corrupción que de orgullo nacional.

Por: Rodo Galdeano
Fuente: Derecha Diario

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