París: Una invitación que se salió de control

El Mundo

El teatro Gaîté Lyrique es un encantador edificio del siglo XIX ubicado en la Rue Papin de París. Su diseño refleja el estilo arquitectónico Haussmann, característico de la capital francesa y responsable de su inconfundible estética.

En la Rue Papin, situada en el bohemio tercer distrito parisino, se respira un ambiente lleno de vida, con turistas, comerciantes y clientes disfrutando de las terrazas de los numerosos bistrós y brasseries que pueblan la zona.

Ideológicamente, el teatro Gaîté Lyrique, propiedad del ayuntamiento de París liderado por la socialista Anne Hidalgo, se alinea con posturas de la extrema izquierda.

En este contexto, el pasado 10 de diciembre, los responsables del teatro organizaron una jornada de conferencias titulada «Reinventar la acogida de los refugiados en Francia». En el evento participaron activistas de izquierda, voluntarios de ONG y se invitó a 250 inmigrantes ilegales africanos.

Sin embargo, al concluir la jornada, los inmigrantes se negaron a abandonar las instalaciones y comenzaron a ocupar las distintas salas del teatro, utilizando los espacios como dormitorios improvisados y acumulando pertenencias. En los días posteriores, al conocerse la noticia de la ocupación, más inmigrantes ilegales llegaron al lugar, elevando la cifra de ocupantes ilegales a 300 personas.

El grupo asegura que todos son menores de edad, lo que les protegería legalmente de ser desalojados, pero las autoridades ponen en duda estas afirmaciones y planean realizar pruebas de edad para confirmar la veracidad de las declaraciones.

Según el medio The Times, los inmigrantes ilegales realizan asambleas generales diarias, difunden consignas a través de megáfonos y obligaron a la dirección del teatro a cancelar todos los espectáculos programados.

La administración del teatro señaló que esta situación paralizó completamente sus ingresos por taquilla, los cuales representan el 70% de sus ganancias totales. El 30% restante proviene de subsidios estatales.

Actualmente, el teatro enfrenta una situación crítica, incapaz de cubrir sus gastos más urgentes, como los sueldos de sus 60 trabajadores, y con un elevado riesgo de cierre definitivo.

No los quieren desalojar

La administración del teatro, integrada por personas de extrema izquierda, se encuentra en un escenario que jamás imaginó posible. Ahora, evita tomar la decisión de desalojar a los ocupantes ilegales, ya que lo consideran un «dilema ético«.

Por ahora, adoptaron por negar su propia responsabilidad y le pidieron directamente al gobierno francés que intervenga y tome cartas en el asunto.

«Las condiciones sanitarias empeoran con el paso de los días, y el personal se ve obligado a gestionar la situación por su cuenta«, lamentaron los directivos del teatro en un comunicado oficial. No obstante, el gobierno liderado por Emmanuel Macron evitó involucrarse, alegando que no es un asunto que le competa.

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