En vísperas de su participación en la última cumbre del G20 de su presidencia, Joe Biden arribó este domingo a la Amazonía para «fortalecer la colaboración (…) para combatir la deforestación ilegal», en lo que es el primer viaje de un mandatario estadounidense en actividad a la mayor selva tropical del mundo. El día anterior, su sucesor, el reelecto Donald Trumpdesignó como secretario de Energía a un defensor del fracking.

El saliente presidente demócrata aterrizó en la ciudad de Manaos, al norte de Brasil, al mediodía de la hora local, acompañado de su hija y nieta. Durante su visita, planea reunirse con líderes indígenas y funcionarios locales para colaborar en su protección del ecosistema amazónico, considerado un punto clave en la lucha contra el calentamiento global.

Fue recibido por el alcalde de Manaos, David Almeida, y el gobernador del estado de Amazonas, Gilmer Horna Corrales, ambos comprometidos ambientalistas, y también fue parte de la comitiva el científico brasileño Carlos Afonso Nobre, climatólogo experto en el estudio de la Amazonía.

Biden verde

A sus 81 años, Biden llega a Manaos con el fin de «fortalecer la colaboración de nuestra nación con Brasil, el apoyo a las comunidades indígenas y los esfuerzos para combatir la deforestación ilegal en la Amazonía y en todo el mundo», según un comunicado oficial de la oficina del presidente.

En el mismo texto, la Casa Blanca informó que los Estados Unidos aumentaron su contribución bilateral para financiar la lucha contra el cambio climático a 11.000 millones de dólares anuales en el último año, lo cual transforma al país en «el mayor contribuyente bilateral en financiamiento climático en el mundo».

Con su visita, Biden se convirtió en el primer presidente en funciones en visitar la Amazonía, donde uno de sus antecesores, Theodore Roosevelt, casi pierde la vida poco después de dejar el poder.

Entre otras acciones, el presidente saliente llegó a Manaos con intención de anunciar la ampliación de la contribución estadounidense al Fondo Amazonía, la cual se duplicará hasta 100 millones de dólares.

El fondo, que gestiona recursos de naciones y organizaciones internacionales para preservar el llamado pulmón del planeta, fue creado en 2008 en un esfuerzo para mejorar el monitoreo y manejo de la deforestación en la zona, atravesada por una serie de incendios que intensifican la grave sequía que azota Latinoamérica.

Un estudio reciente de la red de monitoreo RAISG revela que la selva amazónica ha perdido una superficie similar a la de Colombia (1,142 millones de kilómetros cuadrados) en las últimas cuatro décadas a causa de la deforestación.

Idas y vueltas

La visita de Biden llega en medio del regreso del expresidente republicano a la oficina Oval, previsto para el próximo 20 de enero. Trump, conocido por su postura antiambientalista, ha prometido revertir las políticas verdes de Biden, las cuales considera que parten de intereses políticos.

Como parte de su campaña, Trump prometió aumentar la extracción de combustibles fósiles, incluso burlándose del cambio climático. «La mayor amenaza no es el calentamiento global, según el cual el nivel del océano aumentará un octavo de pulgada en los próximos 400 años», dijo el presidente electo en septiembre.

Durante su mandato, Biden logró que el país, el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, se incorpore al Acuerdo de París, un tratado internacional que busca limitar el impacto del calentamiento global, luego de que Trump lo retirara durante su primer mandato.

El nuevo presidente anunció su intención de revertir esta adhesión, y esta retirada diplomática de Estados Unidos de los tratados podría impactar en la acción ambiental a nivel mundial, frenando la transición a la energía verde impulsada por el gobierno de Biden, dando por tierra con objetivos climáticos cruciales para los próximos años.

Menos burocracia, más combustibles fósiles

Como parte de las designaciones de su nuevo gabinete, Trump anunció el nombramiento de Chris Wright, un empresario vinculado al fracking y generoso donante de su campaña, como secretario de Energía para su gobierno este sábado.

Wright, fundador de Liberty Energy, una empresa de fracking con sede en Denver, es un acérrimo defensor de los combustibles fósiles y de la extracción de hidrocarburos por medio de la fractura hidráulica, una práctica considerada sumamente dañina para el medio ambiente.

El presidente entrante, sin embargo, lo defiende como un revolucionario del sistema energético global, un pionero del nuevo norte de la energía en Estados Unidos. Para el republicano, con el fracking Wright «impulsó la independencia energética estadounidense y transformó el sistema energético global», según dijo en el anuncio.

«Como secretario de Energía, Chris será un líder clave que impulsará la innovación, reducirá la burocracia y marcará el comienzo de una nueva edad de oro de prosperidad estadounidense y paz global», subrayó Trump el sábado, añadiendo que la designación de Wright aporta «un pensamiento racional al diálogo sobre energía».