En su primer día en Cancillería, Werthein desplazó a todos los diplomáticos del área económica

Todo es incertidumbre entre los diplomáticos. La intriga por el alcance que tendrá la purga en la plana mayor de la Cancillería y las dudas acerca de cómo se aplicará la “motosierra” en el ministerio y en el Servicio Exterior se multiplican a la espera de que el flamante canciller, Gerardo Werthein, desensille y defina el equipo que lo va a acompañar.

Según distintas fuentes diplomáticas y políticas que en las últimas horas estuvieron en contacto con un convulsionado Palacio San Martín, hoy se confirmó el desplazamiento del secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Héctor Marcelo Cima. Es un puesto relevante, que tiene injerencia en todas las negociaciones económicas y comerciales bilaterales y multilaterales; en el Mercosur y en potenciales acuerdos con otros bloques regionales, como el que está pendiente con la Unión Europea.

Cima siempre acompañó a Mondino en sus misiones más importantes. El lunes presentó su renuncia y este martes se la aceptaron. Miembro del Servicio Exterior argentino desde el año 1985, cumplió funciones en la Organización Mundial del Comercio y en la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra durante el kirchnerismo y la gestión de Cambiemos. Quienes observaron su devenir en los últimos meses, apuntaban que tenía el boleto picado porque no cultivó una buena relación ni con Werthein ni con Karina Milei, la funcionaria de Casa Rosada que tiene un ojo puesto en la política exterior.

Junto con Cima, fue desplazada toda la “línea” de la Secretaría de Relaciones Económicas Internacionales. Es decir, el subsecretario de Negociaciones Económicas Internacionales e Integración, Gabriel Martínez, y el subsecretarío de Promoción de las Exportaciones y las Inversiones, Ramiro Velloso.

Primeros movimientos

Tras haber jurado como canciller el lunes en el Salón Blanco de la Casa Rosada, en su primer día en funciones Werthein combinó actividades protocolares con el trabajo de “depuración interna”. Esta mañana recibió al segundo ministro de Relaciones Exteriores y de Educación de Singapur, Mohamed Maliki Osman. Luego, se habría reunido con distintos secretarios y subsecretarios para pedir informes sobre lo que hicieron en los últimos diez meses. Lo que quiere saber la Casa Rosada es qué predisposición tienen los principales funcionarios de la Cancillería a alinearse con la impronta que Javier Milei quiere darle a la política exterior. Saber “quién es quién”.

El lunes, Werthein había pedido que todos los secretarios y subsecretarios de su cartera pusieran su renuncia a disposición. Ahora tiene que definir a qué funcionarios conserva. Es posible que diplomáticos de carrera que ocuparon altos mandos de la Cancillería con Diana Mondino terminen relegados a lugares de escasísima exposición, o incluso deban atravesar esta nueva etapa en sus casas.

La principal duda por estas horas es si seguirá en su puesto el secretario de Relaciones Exteriores y virtual vicecanciller actual, Eduardo Bustamante, que asumió hace solo dos semanas en reemplazo de Leopoldo Sahores, quien renunció días antes de que se desatara la crisis en el Palacio San Martín.

En principio, el número dos de Cancillería hoy compartió una actividad con el ministro de Asuntos Exteriores de Estonia, Margus Tsahkna.

Bustamante, que hasta su ascenso era cónsul general de la Argentina en Montevideo, es un recién llegado por lo que muchos le auguran una continuidad. La duda es qué impacto tendrá la “auditoría” que anunció la Casa Rosada sobre el voto de la Argentina que condenó el bloqueo comercial de los Estados Unidos a Cuba en la ONU, el hecho que fue el detonante de la salida de Mondino.

“Queremos investigar esa votación en particular. Ver los cables reservados y las comunicaciones internas para detectar quién recomendó que la Argentina actuara de esa manera”, dijeron muy cerca del Presidente. El expediente por el voto en la ONU requirió la intervención de la Dirección de Organismos Internacionales (que hoy conduce Alejandro Torres Lépori). Esa dependencia cuelga de la Subsecretaría de Política Exterior, que comanda Marcia Levaggi.

En Cancillería todos esperan que los subsecretarios que están en la órbita de Bustamante se vayan. Es decir, Levaggi y el subsecretario de Asuntos Americanos, Marcelo Vergara. Ambos eran funcionarios de extrema confianza de Sahores.

Otras áreas clave

Hoy el vocero presidencial Manuel Adorni, apuntó: “El canciller le pidió la renuncia a todo su gabinete, no porque efectivamente se la vaya a aceptar sino para tener la libertad de elegir con quién trabajar”. Consultado sobre los recortes en el Palacio San Martín y en el servicio exterior, apuntó: “La reducción es el leitmotiv del Gobierno. No hubo un pedido de un recorte porcentual, va a ser una decisión de Werthein de acuerdo a lo que él evalúe. Pero parte de su trabajo será reducir todo lo que se pueda reducir”.

La otra definición que está pendiente es conocer qué hará Werthein con los funcionarios que venían de trabajar con el macrismo. Allí figura el secretaría de Coordinación y Planificación Exterior, Ernesto Gaspari, que supo trabajar con Jorge Faurie. “Él es pro motosierra”, dijo alguien que lo conoce desde hace años.

El otro cargo clave es el de la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur. Allí se desempeña Paola Di Chiaro, de muy buen vínculo con el exsecretario de Asuntos Estratégicos de Cambiemos, Fulvio Pompeo.

Pese a que, por protocolo, también puso su renuncia a disposición, en el Gobierno todos entienden que el secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo, es el único que tiene el puesto asegurado. Se trata de un funcionario político, sin carrera diplomática, que desembarcó en el Palacio San Martín por decisión directa de Javier Milei. Tiene, además, buena llegada al resto del “triángulo de hierro”, es decir, a Karina Milei y Santiago Caputo.

De buen vínculo con el Vaticano, su principal activo es que es un ferviente militante de la batalla cultural libertaria. “Vamos a ponerle un poco el freno a las agendas del lobby internacional”, prometió apenas desembarcó. Siempre siguió el libreto contra la Agenda 2030 y contra el Pacto del Futuro, tal como se pidió desde la Casa Rosada.

Fuente: LA NACIÓN

Por: Graciela Herrera

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