Una primavera para Javier Milei: planillas con tilde en verde mientras la oposición se desangra

Los números que le interesan al Gobierno están en orden. Interna del PJ y división de la UCR le dan oxígeno al Presidente. En medio de la polarización con Cristina, el líder libertario recupera la potestad de marcar la agenda.

Por Ariel Basile

Javier Milei durante la defensa del Presupuesto en el Congreso.

Javier Milei durante la defensa del Presupuesto en el Congreso.

Mariano Fuchila

Javier Milei retomó el control de la agenda. Transita este tramo del último trimestre de su primer año de gestión con una tranquilidad que, quizás, no había tenido hasta aquí. Las planillas que le interesan al Gobierno cierran con tilde verde, mientras que los principales partidos de la oposición se desangran en sus propios duelos de cuchilleros, para darle margen a La Libertad Avanza de fortalecer su armado para 2025.

La habilidad de instalar los temas en la opinión pública, una de las fortalezas políticas de Milei, había quedado en jaque semanas atrás. Marchas universitarias, vetos, decretos derogados, leyes aprobadas por la oposición, caída de la imagen y de la aprobación de la gestión atravesaban las barreras libertarias y lograr impactar en el cuerpo. Los intentos por revertir el score con la presentación del Presupuesto en el Congreso o el acto de Parque Lezama para dar a conocer a LLA como partido nacional no tuvieron el éxito esperado, acaso por ser una repetición de la vieja receta. Pero, en sus piruetas políticas, Milei dio un giro en el aire que lo puso, en este periodo, mejor parado que sus rivales.

Mucho tuvo que ver la estabilidad financiera que encontró La Libertad Avanza. Si bien la actividad no tuvo el rebote prometido y el consumo no termina de enderezarse, la baja de la inflación, la calma del dólar, el frente fiscal en orden, la caída del Riesgo País con buen rendimiento de los bonos argentinos son datos que el Gobierno exhibe con petulancia. Hay otros números con tildes en amarillo o rojo, pero de esos se habla menos. Lo saben en el Gobierno, donde incluso uno de los propios dijo a este medio: “La economía real todavía no arrancó, y sin eso todo es difícil”.

En ese mismo carril, busca Milei revertir el concepto que brota del sentido común (basado en la experiencia de cualquier criollo de a pie) sobre la caída de los salarios. Muestra datos donde los trabajadores formales le ganaron en los últimos meses a la inflación, aunque en rigor no lograron remontar aún la derrota que sufrieron en el primer trimestre, tras la devaluación inicial. Tal vez, los ítems en los que se pulverizan los salarios de la clase media estuvieron por encima del IPC general, como los servicios o el transporte, y en la práctica el margen para volcar excedentes al consumo se achica, más allá de cuadros y curvas en un gráfico.

Sobre esa base de datos positivos, el índice de confianza en el Gobierno que elabora la Universidad Di Tella subió un 12% en octubre, tras una caída abrupta en septiembre.

Desregulaciones, peleas y despidos

Desde allí, Milei retomó la iniciativa. Primero con declaraciones provocadores, como las que le rindieron en campaña. Luego, con una metralleta de medidas de desregulación y privatizaciones a cargo de Federico Sturzenegger. Casa de la Moneda, reestructuración de la AFIP, privatización del Belgrano Cargas, avance sobre Aerolíneas, entre las causas más rimbobantes. Pero también hubo resoluciones y decretos que apuntaron a prepagas o a los clubes de fútbol, por ejemplo. O nuevos despidos en el Gabinete, como el de la excanciller Diana Mondino, cuya salida estaba decretada más allá del voto a favor de Cuba. Era esperar el mejor momento para abrirle la puerta. Y este, creen en la Casa Rosada, es un buen momento.

Incluso, en esa potestad sobre la agenda, Milei obtuvo otra victoria simbólica: en el caso de las universidades torció el eje de la discusión. Ya no se habla de los salarios, de las becas o de los fondos para que funcionen las casas de estudio. El caso viró a las auditorías, y la jugada de habilitar a la SIGEN, bajo el paraguas del Ejecutivo, a controlar los números universitarios derivó en una batalla por las potestades de los auditores, que sigue en la Justicia. La AGN, que se nutre de representantes propuestos por el Congreso, no terminó de definir sus integrantes principalmente por discusiones que encarna el oficialismo sobre quién ocupará las sillas vacantes. La AGN es el organismo que viene controlando los números universitarios. Pero el Gobierno vació la protesta original, saliò de las cuerdas y quedó en el centro en el ring. La estrategia comunicacional fue un éxito, y esa bomba de tiempo de las universidades quedó reducida al dilema de si la UBA quiere o no ser auditada, y en los porqués.

Oposición dividida

“Aparece Cristina y automáticamente sube la imagen de Milei”, explicaba a Ámbito un consultor, con planillas de medición en mano. La interna del PJ entre la expresidenta y Ricardo Quintela le dio otro respiro a Milei. Ya quedó claro: el Presidente eligió como rival a Cristina Kirchner. Y viceversa. Les queda cómoda la polarización, como también le había ocurrido a Mauricio Macri. El final de aquella película es conocido.

Los dos principales partidos de la oposición, el PJ y la UCR, llevan ya casi un año intentando recomponerse de la derrota electoral. La decisión de la jueza federal con competencia electoral María Servini de ratificar la impugnación de la lista del gobernador riojano por falta de avales, allanaron el camino para que Cristina Kirchner se convierta en la presidenta del partido el 17 de noviembre. Convocó Cristina a Quintela al Instituto Patria. El mandatario riojano estaba en el interior provincial “sin señal” y no respondió a la cita. La idea es mostrar un gesto de contención, un guiño de la expresidenta hacia una apertura, a un borrón y cuenta nueva. Tal vez, hablar de unidad sea mucho, porque hay dirigentes que quedarán afuera casi automáticamente, como los gobernadores “dialoguistas” o el peronismo cordobés, pero intentará Cristina despejar fantasmas de sectarismo. Lo cierto es que el PJ bajo la conducción de Cristina será oposición a Milei.

También pisa sobre barro el radicalismo, que se había partido en dos en la Cámara de Diputados. Fue otra victoria política de Milei, ya que esa división se dio en torno a qué posicionamiento toman los correligionarios respecto a su figura. “Lo de Rodrigo De Loredo de ir a la Casa Rosada fue innecesario. Ya con los radicales con peluca alcanzaba”, señalaban desde el partido, desde un espacio provincial.

La UCR la semana pasada tuvo otra fuga, con el apartamiento de Mario Barletta hacia un monobloque, cansado de las divisiones. “Se puede convivir y se debe convivir en el marco de las diferencias. Eso no tiene por qué ser motivo de división. Lo intenté hasta último momento. Y acá no hay culpables: todos no la tienen o todos tienen una parte», dijo a Ámbito el santafesino, quien también fue presidente del Comité Nacional entre 2011 y 2013. En ese sentido, señaló a este medio que desde ese lugar piensa trabajar para que «el radicalismo no vuelva a estar en contra de lo que la gente pide, que es tirar todos para el mismo lado». Sobre las posiciones en la UCR respecto al Gobierno, expresó: «Existen estas dos tendencias de un radicalismo que plantea un mayor acercamiento y otro, mayor distancia a Milei. Eso tiene que ser motivo de análisis político y no de una división».

En esas fracturas pesca La Libertad Avanza. Milei se puso al frente de las negociaciones con radicales con ganas de pintarse de violeta y con los gobernadores desplazados del PJ. Luego, se reunió con los jefes provinciales del PRO. El Presupuesto 2025 es una oportunidad para los mandatarios de ser correspondidos por los favores en el Congreso. Pueden esperar, las elecciones están lejos aún, no los corren los tiempos políticos, pero sí el pago de aguinaldos.

En esos encuentros se generaron las condiciones que luego llevaron al plan del Gobierno llamado Régimen de Reparación Federal, ideado para compensar deudas entre la Nación y las provincias. Más allá de que los gobernadores valoran el llamado al diálogo, desconfían de anuncios rimbombantes y refundadores. Allí en el limbo quedó, por ejemplo, el Pacto de Mayo. En esta oportunidad, todos se sentarán con planillas infladas de deudas: regalías mal liquidadas, cajas jubilatorias, fondos adeudados del Pacto Fiscal 2017, subsidios de todo tipo y más aún. Habrá que ver qué tanto está dispuesto a reconocer Nación, y cómo pretende calzar las deudas. Tierras fiscales, traspaso de empresas públicas como la Fábrica de Aviones a Córdoba o el Belgrano Cargas a provincias norteñas, rutas nacionales a todo aquel dispuesto a quererlas, aparecen en el combo, ya que el mantra del “no hay plata” también aplicará en este caso.

Del inicio de la relación con los gobernadores, con una tirantez inédita, a este presente con prácticamente todos yendo al pie -excepto la media docena de peronistas que se inclinaron por la oposición férrea- hay un abismo. “Es mejor político que economista”, decían a Ámbito desde una provincia.

Como corolario, el paro de la Mesa de Transporte, que incluyó barcos, aviones, subtes, trenes, taxis, pero no a los colectiveros de la UTA, también fue en lo político una oportunidad de Javier Milei para reforzar su discurso contra la “casta”, en este caso gremial.

En tiempos que son dinámicos, Milei atraviesa una mini primavera. Si será duradera (o no) dependerá de cómo el Presidente afronte los próximos pasos.

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