Necesidad interna y exigencia externa: Javier Milei se expande en la arena política y pinta un nuevo mapa

Por Ariel Basile

 

El Presidente gana protagonismo en la negociación con opositores amigables. No logró mantener la baja de la inflación pero sí partir al bloque de la UCR en Diputados. Las presencias en la presentación del Presupuesto, un mosaico del reposicionamiento de los partidos.

 

Milei, con diputados de la UCR en la Casa Rosada.

Milei, con diputados de la UCR en la Casa Rosada.

Este domingo, Javier Milei volverá a marcar la agenda, como viene haciendo con pericia desde que asumió en diciembre. La presentación del proyecto de ley de Presupuesto 2025, sobre el cual el Gobierno mantiene hermetismo y que como anticipó Ámbito se enfocará en el déficit cero, será una postal del mapa político, que sigue reconfigurándose tras los movimientos tectónicos generados tras las elecciones del año pasado.
Mientras el Presidente en el plano económico busca salir del laberinto de una inflación aún elevada pese al ajuste desmesurado que derivó en una caída de actividad de niveles pandémicos, en el político centra su atención en el parlamento. Sabe: los partidos ahora se juegan casi con exclusividad en el Congreso, que esta semana le dio victorias y derrotas en dosis parejas.
La novedad, acaso, fue que así como recientemente se mencionaba en estas columnas que Milei bajaba al barro de La Libertad Avanza (LLA) para ordenar la interna, los días pasados el Presidente se expandió a otra arena, de la que hasta ahora se mantenía relativamente al margen: la negociación pura y dura con potenciales aliados, un plan de seducción para conseguir adhesiones necesarias, con herramientas de la política que decía aborrecer. El baúl en el sótano de la casta, al servicio de sus objetivos: favores, cargos, promesas. La semana pasada no pudo difundir el dato positivo de una baja del IPC en agosto, pero en cambio logró partir al bloque de la UCR en Diputados. Otra vez, el político le gana al economista, pese a sus deseos existenciales.
Por un lado, las reuniones de Milei en Casa Rosada con diputados y senadores son muestra de la crisis de liderazgos por la que atraviesa LLA. Debajo de Milei, el llano. Hasta hace muy poco, esos menesteres quedaban en manos de otros interlocutores. Guillermo Francos se corrió obligado tras el cuadro gastrointestinal que lo dejó internado el último domingo. Convaleciente, recibió cuestionamientos de gobernadores en la elección del Consejo Federal de Inversiones (CFI) y de a poco esa virtud de llevar adelante el rol de “policía bueno”, hasta aquí elogiado, empezó a ser corroído por el de “policía malo”, que ejerce Patricia Bullrich, con más protagonismo en el Gabinete en este sprint final.
También aparecen tensiones con Santiago Caputo, el asesor estrella de Milei. En el segundo círculo de LLA no todos lo validan como ejecutor político ni como enlace con el Presidente. “Si a mí me llama Santiago con una orden, me doy vuelta y levanto el teléfono: ‘Javier, ¿esto es así?’, le pregunto”, expresó a Ámbito un dirigente de la primera hora libertaria. Sí lo reconoce, claro, en su foco original. “En comunicación estratégica es el número uno”, agregó este libertario, quien también dijo que la interna de LLA en el Congreso lejos de aplacarse entró en una fase de guerra sucia, con ataques que se perpetran con material de la vida privada de unos y otros.Ocurre también, máxime cuando en otras oportunidades los negociadores llevaban una propuesta en privado y horas después se desdecían en público, los opositores amigables sólo se fían de la palabra de Milei. Así, entre las necesidades internas y las exigencias externas, el Presidente abre el abanico de funciones y suma al monitoreo macroeconómico y las vanidades en el exterior el capítulo de la rosca. Y mal no le fue.

Un mapa pintado a mano

La victoria central del Gobierno fue haber sostenido el Veto Impopular a la reforma jubilatoria con holgura. A los radicales zigzagueantes se sumaron los diputados que responden a los gobernadores de Misiones, Río Negro y Salta, quienes se abstuvieron. La principal derrota fue la aprobación en el Senado de la ley de financiamiento educativo, que llevará a Milei a gatillar el Veto Impopular II, con consecuencias quizás impredecibles. Vale recordar que tras la marcha universitaria masiva de abril el Presidente bajó dos cambios en vez de subir uno, tal vez la única vez que tuvo esa conducta en el abundante stock de confrontaciones cotidianas que lleva acumulado desde que asumió.

La derogación del DNU que otorgaba fondos reservados a la SIDE es cotillón y material de archivo para la historia, por tratarse de un hecho inédito desde la reforma de la Constitución de 1994. La aprobación de la Boleta Única Papel era una demanda no solo de LLA, sino de otros espacios, y en rigor corta con gastos electorales y clientelismo político, una promesa de campaña que sí se cumplirá. Tampoco las zonceras: el sistema favorece a fuerzas nuevas como la de los libertarios, y a las caras conocidas (incluso celebrities) que compiten contra ignotos en la misma papeleta.

Como sea, Milei volvió a trastocar el mapa político. Dejó herida a la UCR, que analiza qué hacer con los diputados que se negaron a alzar la mano con el resto del bloque para un proyecto redactado por los propios radicales. La crisis de identidad se profundiza, y ya hay boinas blancas tanteando candidaturas para LLA en 2025, ya que si algo no tienen los libertarios son dirigentes en todos los territorios.

El peronismo, en tanto, sigue en la misma encrucijada, ya que a pesar de ser mayoría en ambas cámaras las votaciones las ganan los federales y los radicales que acompañan. Pero aun así ostenta una fortaleza: se mantiene con pocas fugas y se definió con claridad como el partido opositor. La necesidad de generar consensos tuvo la semana pasada una buena señal, cuando los gobernadores lograron reeditar la liga más amplia, de tiempos pre Milei, para mantener el control del CFI -organismo clave para las provincias- y bloquear los intentos de los mandatarios de JxC por imponer su nueva musculatura.

Cristina Kirchner reapareció para polarizar con Milei, pero también para marcar la cancha hacia adentro, máxime cuando Ricardo Quintela, gobernador de La Rioja, parecía avanzar hasta este momento sin obstáculos a la presidencia del partido. ¿Pondrá el kirchnerismo un retador en las elecciones del PJ nacional de noviembre? Es una de las incógnitas. Lo paradójico en el caso de Cristina es que ella misma ofrezca la carta de la renovación, de “las nuevas canciones” que quería escribir Axel Kicillof. La falta de liderazgos claros también atañe al peronismo.

Así, cuando esta noche Milei llegue al Congreso encontrará el mapa que pareció dibujar con paciencia: sin el peronismo en el recinto, sin los radicales díscolos, con la presencia tácita de legisladores que responden a gobernadores (que pueden no estar a la vista pero asomarán cuando se los necesite) y con aparición en la foto de los suyos y de los aliados naturales del PRO. Parecen pocos, aunque demostraron que pueden ensanchar la espalda para mantener paridad en el parlamento.

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