Enrique Susini, de la primera transmisión de radio a la creación de un estudio de cine y ser pionero de la TV
El médico argentino quedó en la historia de la radio por ser responsable, junto a un grupo de estudiantes, de lo que ellos aseguraron fue el debut mundial de este medio de comunicación
El entrerriano Enrique Telémaco Susini fue sin dudas una mente brillante. Un repaso por su trayectoria académica y profesional así lo demuestra: completó la escuela primaria a los 10 años y la secundaria a los 14. A los 23 era médico y se dedicó a la otorrinolaringología. Además, prosiguió sus estudios en el renombrado Instituto Pasteur de París, donde se especializó en vacunas.
Tenía a quien salir. Cuando a René Favaloro le preguntaban cuál era su modelo de médico, respondía “Telémaco Susini”, cuyo nombre remite al hijo de Odiseo y Penélope, inmortalizados en La Odisea. Era el papá de Enrique, y fue un hombre de carácter fuerte que hizo de todo: médico municipal, docente universitario, creador y director de la oficina sanitaria del Departamento Nacional de Higiene; el ideólogo del sistema de ambulancias, que es la prehistoria del SAME; fue cónsul en Viena y fundó un instituto que hoy lleva su nombre.
Nace la radio
Más allá del ejercicio de la profesión Enrique, junto a otros estudiantes de medicina, se enfrascó en la cuestión de la transmisión de radio. Susini dedicó todos sus esfuerzos para realizar su primera transmisión y sorteó todo tipo de obstáculos. A pesar del estallido de la Primera Guerra Mundial, que convirtió al desarrollo radiofónico en un asunto de carácter confidencial, el grupo avanzó con su trabajo. Si bien la Argentina tuvo una posición neutral durante el conflicto, existía un interés militar en comprender el uso de gases y de los radiotransmisores en el campo de batalla. En este contexto, en 1917, la Armada le solicitó a Susini que viajara a Francia a estudiar el tema. De allí trajo a la Argentina equipos de 5Kw que habían sido usados por las fuerzas armadas francesas.
Construyeron una antena de cuarenta metros de alto y combinaron una bocina para sordos, con un micrófono y un transmisor de 5 vatios. En forma rudimentaria, en la terraza del Teatro Coliseo, hicieron su sueño realidad.
A las nueve de la noche del 27 de agosto de 1920 Susini, de 36 años, pronunció frente a un micrófono de radio las que serían las primeras palabras de una transmisión en Argentina. Ese histórico momento, originado desde la terraza del Teatro Coliseo, estableció un novedoso precedente en la radiofonía mundial y cambió para siempre la vida cotidiana de los argentinos. Fue tan bien recibida la novedad, que continuaron los siguientes días transmitiendo las óperas Aída, Iris, Rigoletto y Manón, y se extendieron al escenario del Teatro Colón. Y la radio no paró más.
La señal solo fue captada por un centenar de individuos, aquellos privilegiados en Buenos Aires que contaban con auriculares “a galena”, un rudimentario receptor AM que usaba un mineral de plomo cubierto con una bobina de alambre de cobre, y que con una aguja en forma manual el usuario buscaba la emisora.
“Señoras y señores, la Sociedad Radio Argentina les presenta hoy el Festival Sacro de Richard Wagner, Parsifal, con la actuación del tenor Maestri, el barítono Aldo Rossi Morelli y la soprano argentina Sara César, todos con la orquesta del teatro Costanzi de Roma, dirigida por el maestro Félix von Weingarten”.
A raíz de este reconocimiento este médico –- junto con sus colaboradores, César Guerrico, Luis Romero Carranza y Miguel Mujica, se ganaron el apodo de “Los locos de la azotea”.
¿Quiénes eran ellos? Venían del campo de la medicina: Susini, ya era médico, mientras que Mujica, Guerrico y Romero Carranza, entre los 18 y 22 años aún eran estudiantes en la Universidad de Buenos Aires. Más allá de su formación académica, compartían un gran interés por la radio. Eran radioaficionados apasionados por la música clásica con una visión clara: poner la radio como herramienta al servicio de la cultura. En aquel entonces, por más vanguardistas que fueran todavía no tenían en claro la dimensión que alcanzaría este nuevo medio, que se convertiría -con el paso del tiempo- en un fenómeno de masas.
Desde ese día, las transmisiones se realizaron de forma continua. Al día siguiente, se emitieron las óperas Aída y Parsifal, y durante la noche, Iris. Este hito derivó en la concesión de la primera licencia de radiodifusión en el país: LOR, Radio Argentina (Sociedad Argentina de Broadcasting). Fue la primera radio de emisiones regulares en nuestro país y de habla hispana en el mundo. Transmitía desde diferentes teatros, entre ellos el Colón, con el firme propósito de estos jóvenes de promover el arte y la cultura. Luego llegaron Radio Sudamericana, Radio Cultura, Radio Brusa (luego Radio Excelsior), Radio Splendid, Radio Nacional – Estación Flores, Radio Municipal, Radio Fénix (luego Radio Antártida), entre otras.
Primera transmisión mudial
“Yo quiero reclamar, no por inmodestia, ni para aumentar el mérito nuestro, sino porque le corresponde a la ciudad y al país la absoluta seguridad que la primera transmisión nuestra fue la primera del mundo en radiodifusión”, expresó Susini. Algunos cuestionan esta atribución, argumentando que hubo numerosos intentos previos en otras naciones. A pesar de que el debate continúa, es innegable que se trató de la primera emisión con propósitos artísticos, y la pionera en transmitir una obra completa, estableciendo así una regularidad en las emisiones y sistematizando el servicio. Además, esta emisora se distinguió por ser la primera en cubrir en vivo la asunción de un presidente, que fue Marcelo T. de Alvear, el 12 de octubre de 1922, así como en ofrecer un noticiero y en conformar un equipo de locutores.
“Vía Radiar” representa una muestra más del ingenio de Susini y su equipo. Tras haber establecido la radio en 1920, para 1927 ya estaban explorando las potencialidades de la onda corta, inicialmente con objetivos medicinales. Esta investigación los llevó a idear un sistema de radiocomunicación telegráfica de onda corta. Aunque buscaron establecer puntos estratégicos en ciudades europeas clave, encontraron resistencia en Londres, París y Berlín, donde corporaciones gigantes como ITT y Telefunken veían en ellos una potencial amenaza competitiva. Ante estos obstáculos, Susini propuso establecer una base en España, que en ese momento estaba bajo el reinado de Alfonso XIII. Tras conversaciones exitosas, se decidió que España sería el punto de inicio para este ambicioso proyecto. En Madrid, Susini adquirió un terreno para instalar una antena de gran envergadura destinada a recibir señales de onda corta. Esta movida, aunque complicada, resultó transformadora para las telecomunicaciones en tan solo dos años.
Además, gracias a este sistema, muchos inmigrantes pudieron comunicarse con los familiares que habían quedado en el Viejo Mundo.
Más allá del ámbito médico, Susini demostró ser un polímata. Se graduó como profesor de canto y violín en Viena, fundó la Escuela de Danzas del Teatro Colón. De un un viaje a Estados Unidos trajo los planos de la Metro Goldywn Meyer. Estudió cine, contrató a los mejores técnicos y le compró a la familia Zeller su quinta en Munro, y así creó la empresa cinematográfica Lumiton en 1931.
Allí se filmaron 99 películas y la primera de ellas fue “Los tres berretines”. Muchas fueron dirigidas por él, escribió guiones y componía la música. Y le copiaron la presentación que tenía el sello, donde Michel Barowsky, primer bailarín del Teatro Colón, golpeaba un gigantesco gong.
En 1938, en Venecia, Susini recibió el primer premio internacional para el cine argentino y en 1948 fue su idea la de organizar un festival de cine en Mar del Plata.
Sus logros no se limitaron al cine y la radio: en 1951 estuvo al frente de la primera transmisión de televisión en Argentina, fue primer director general de Canal 7 y también su primer camarógrafo. Tuvo incursiones en la industria minera y en proyectos tecnológicos innovadores, como las pantallas gigantes para la Fiesta de la Vendimia en 1957.
Sus colaboradores, luego de aquél día histórico, se destacaron en sus carreras. Miguel Mujica se recibió de médico y ocupó el cargo de ministro de Comunicaciones durante la administración de Arturo Frondizi. César Guerrico, también médico, asumió la dirección de Radio Splendid. Mientras que Luis Romero Carranza se especializó en radiología y estableció la primera fábrica de celuloide virgen destinado al cine. Además, patentó un sistema de grabación de sonido y un innovador micrófono de velocidad.
Por este acontecimiento, cada 27 de agosto se celebra el Día de la Radiodifusión en la Argentina y se recuerda este acontecimiento, que tuvo repercusión mundial, nacido en jóvenes mentes brillantes para quienes la imaginación y la realidad no tenía límites.
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