Borelli y Ocampo cerraron la participación argentina en París 2024

 

Las maratonistas fueron las últimas dos atletas argentinas que compitieron en París 2024. Gentileza COA.
En una destacada actuación, tanto Florencia Borelli como Daiana Ocampo, en su debut olímpico, lograron el puesto vigésimo primero y cuadragésimo primero respectivamente en el maratón femenino, el cual marcó el cierre de la participación argentina en los XXXIII Juegos Olímpicos de París 2024, llevado a cabo este domingo en las calles de la capital francesa.

 

Borelli, originaria de Mar del Plata, registró un tiempo de 2 horas, 29 minutos y 29 segundos, mientras que Ocampo, de Pilar, cronometró 2:32:02. En el podio, se situaron Siffan Hassan de los Países Bajos (medalla de oro, 2:22:55), Tigst Assefa de Etiopía (plata, 2:22:58) y Hellen Obiri de Kenia (bronce, 2:23:10).

 

La actuación de Borelli solo es superada por la de Griselda González en la historia de las maratonistas argentinas en los Juegos, quien ocupó el decimonoveno lugar en Atlanta 1996; aunque su tiempo en esa ocasión (2:35:12) no superó el establecido hoy por Borelli ni por Ocampo.

 

Por primera vez en más de 40 años, el maratón femenino marcó el cierre de los Juegos, simbolizando el compromiso de París 2024 con la igualdad de género (fue la primera edición en la que compitieron la misma cantidad de hombres que mujeres), y rindiendo homenaje a las mujeres que participaron en la Revolución Francesa, al seguir el mismo recorrido que ellas tomaron en 1789.

 

La carrera recreó la marcha de alrededor de 7,000 mujeres parisinas de París a Versalles los días 5 y 6 de octubre de 1789 para exigir pan y armas, frente al majestuoso palacio del Rey Luis XVI. Comenzando en el Hotel de Ville y terminando en la Explanada de Los Inválidos, frente a la tumba de Napoleón, la prueba cubrió una distancia de 42,195 kilómetros, pasando por lugares emblemáticos como la Ópera de París, la Plaza de la Concordia, el Grand Palais, el Louvre, el Palacio de Versalles y la Torre Eiffel, entre otros.

 

El recorrido incluyó un desafiante ascenso de 438 metros, destacado por los organizadores como “un desafío sin precedentes” en términos de resistencia.